En un mundo donde reinaron los dragones,
entre las oscuras y grandes sombras,

el mundo temblaba de miedo
y lloró su última lágrima hace tiempo.

Muchos guerreros en la batalla,
perecieron para defender su hogar
Pero su valiente legado persiste
en los ecos de las historias.

De los temibles dragones que quedaron con vida,
solo han quedado dos como un sueño del pasado.

La dragona dorada, Labreska,
no ha tenido rival para su trono,
e incluso se dice que desafió a los propios dioses.
Ahora se mueven con elegancia, en armadura y espada.
Su presencia recuerda a tiempos mejores,
cuando Labreska persiguió a los suyos sin piedad.

El dragón negro, Markthanan, conocido por todos,
acabó con la vida de humanos y destruyó Drieghan.
Si estos guerreros hubieran estado presentes,
la batalla entre los Sherekhan y Markthanan hubiera tenido un desenlace diferente.

Así como la luna se esconde entre las nubes,
la oscuridad arropa el cielo y la tierra.
Una brillante explosion interrumpe la calma de la noche.

En un suspiro, los grandes dragones caen a manos de los guerreros.

En un bosque donde los rugidos de los dragones cesaron,
solo queda el brillo de las estrellas en un silencio forzado.